Los castillos siempre han sido construcciones que en el imaginario evocan leyendas y que invitan a uno a pensar en la Edad Media en Europa. Sin embargo una construcción ubicada en la hacienda Chenché de las Torres es considerada un “castillo” en Mérida.
En el municipio de Temax se esconde esta joya arquitectónica que en tiempos pasados era una propiedad henequenera. Debido a su diseño parece sacada de un cuento medieval. Durante Semana Santa, este sitio se convierte en un destino ideal para quienes buscan un escape lleno de historia, belleza y misterio.
Chenché de las Torres, una hacienda que parece castillo en Mérida
Su construcción data del siglo XIX. Fue diseñada con un estilo poco común en la península: inspirado en los castillos europeos. Su casa principal y su antigua casa de máquinas destacan por sus grandes torres, almenas y ventanales góticos. Esto le mereció el sobrenombre de “el castillo de Yucatán”.
La hacienda Chenché de las Torres, el llamado “castillo” de Mérida, se distingue por su estética fantasiosa, que combina el esplendor colonial con elementos medievales. Su estructura cuenta con amplios jardines, arcos de piedra y vestigios de la producción henequenera.
Además de tomarte fotos frente a este lugar, en los alrededores puedes encontrar actividades como:
- Explorar Temax, un pueblo con encanto colonial y ambiente tranquilo.
- Visitar cenotes cercanos, ideales para refrescarse.
- Ruta de las Haciendas, un recorrido que conecta varias propiedades históricas como Teya, San Antonio Cucul y Misné.
Leyendas entre torres y piedras
La hacienda Chenché de las Torres, considerada como el “castillo” de Mérida, está envuelta en misterios y leyendas locales. Se dice que entre sus pasillos aún se perciben susurros del pasado, y que antiguos trabajadores y propietarios han dejado huellas imborrables. Las torres hoy historias sobre vigilantes fantasmales y amores imposibles.
Visitar la hacienda Chenché de las Torres o el “castillo” de Mérida en Semana Santa es una experiencia única para quienes desean alejarse del bullicio turístico tradicional y adentrarse en un ambiente nostálgico, rodeado de naturaleza y de arquitectura única.