Por: Eduardo Rivera S.
Presidente del Consejo Editorial
de Grupo Mundo Ejecutivo
Desde mi llegada a la Feria Internacional de Turismo (FITUR 2025), en Madrid, he estado observando de cerca cómo se desenvuelve la delegación mexicana. Como cada año, este evento es un escaparate inigualable para proyectar nuestros destinos al mercado internacional y captar la atención de inversionistas y turoperadores de todo el mundo. Pero este año, las diferencias entre quienes están aprovechando la oportunidad y quienes la echaron al cesto de la basura son particularmente notorias.
Este foro, que reúne a los actores más relevantes de la industria turística mundial, es un escenario ideal para que los representantes de cada estado demuestren por qué nuestro país ha sido siempre un paradigma turístico internacional. Pero, lamentablemente, he sido testigo de cómo muchos de nuestros funcionarios están dejando pasar la ocasión sin brillo ni lustre.
Y es que la feria sirve también como espejo que refleja nuestras fortalezas y debilidades. La pregunta que nos va dejando esta edición es: ¿qué tipo de representantes queremos en eventos de esta magnitud? Están los inertes que se quedan sentados viendo su teléfono y tomando café, esperando que alguien se les acerque, la mayoría de los que asistieron este año; y están los que se requieren: los activos, quienes buscan inversiones y atraen atención, visitan otros pabellones y entablan relaciones, como lo hacen algunos países competidores y muy contadas excepciones de la representación mexicana.
El potencial desperdiciado
Hago hincapié: lo que debería ser una vitrina para destacar la riqueza y diversidad de nuestro país, en algunos casos, se ha convertido en un ejercicio de inercia. Varios secretarios de turismo estatales, sentados en sus stands sin citas previas ni una agenda clara, parecen esperar a que el trabajo venga a ellos. Peor aún, en algunos casos sus equipos de apoyo simplemente se han dedicado a acompañarlos y rondarlos como enjambres, cuidando que no se les derrame el café. En un evento internacional de esta magnitud, esta actitud resulta no solo ineficaz, sino altamente decepcionante.
Cuando el trabajo hace la diferencia
En contraste, hay figuras que demuestran que la FITUR puede ser un catalizador de oportunidades cuando se aborda con compromiso. Por ejemplo, la delegación veracruzana trajo una de sus joyas más representativas: La Parroquia, donde no solo atrae a interminables filas de visitantes que quieren probar su café, sino que también ha sido un centro activo de promoción, liderado personalmente por la gobernadora Rocío Nahle quien, incansable, atendió personalmente a turoperadores, medios de comunicación y ciudadanos que visitaban el stand de su estado y el de la cafetería.
Verla promover con pasión los tesoros de la entidad demuestra lo que significa liderar con visión, un tipo de compromiso que contrasta profundamente con otros casos donde la presencia es más simbólica que efectiva, como el caso de Querétaro: los tacos que trajeron para promocionar su gastronomía tuvieron un éxito rotundo, formando filas de curiosos que querían probarlos. En tanto que el gobernador que acompaña la delegación ha sido poco menos que invisible. Mientras los tacos atraían a la multitud, él parecía estar de paseo, sin lograr un impacto significativo ni aprovechar el foro para posicionar a su estado.
Destacada también ha sido la participación de la gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, quien no escatima esfuerzos para dar a conocer las bondades de su estado. Su enfoque activo y constante muestra cómo una estrategia bien ejecutada puede hacer la diferencia. Estas acciones contrastan profundamente con la apatía y falta de dirección de otros representantes.
Ni qué decir de la secretaria de Turismo de México, Josefina Rodríguez Zamora, quien también merece un reconocimiento especial, pues durante toda la feria se le ha visto de un lado a otro, participando en reuniones y eventos paralelos en Madrid. Su agenda incansable no solo pone el ejemplo de cómo representar al país, sino que también refuerza la importancia de una visión coordinada entre la federación y los estados.
El contraste internacional
Mientras tanto, países como Puerto Rico y Colombia demuestran cómo se debe aprovechar un evento como este. Con estrategias claras y un enfoque en sectores específicos, como los cruceros, arrasan en captar la atención de los inversionistas y visitantes. Estos países entendieron que la clave está en adaptarse al perfil del mercado internacional, algo que muchos de nuestros representantes, como el caso de Quintana Roo, parecen pasar por alto.
Lecciones para el futuro
La FITUR no es nada más un evento para estar presente, evidentemente es un espacio para destacar, competir y demostrar por qué México es uno de los destinos turísticos más importantes del mundo. Pero esto requiere esfuerzo, estrategia y compromiso. La pasividad de algunos funcionarios estatales va más allá de desaprovechar oportunidades, ya que, tristemente, envía un mensaje equivocado sobre nuestras prioridades.
En Mundo Ejecutivo creemos que el turismo mexicano tiene un potencial inmenso y de ello he hablado en otras entregas de esta columna, pero también sabemos que este potencial solo se alcanzará con liderazgo y visión. Las acciones de las gobernadoras de Veracruz y Tlaxcala, así como la de la secretaria Rodríguez Zamora, son ejemplo de lo que se puede lograr cuando se trabaja con propósito. Algunos funcionarios activos, merecedores de un aplauso por su trabajo exhaustivo y preciso en la promoción de sus entidades son Alejandra Fraustro (Turismo CDMX), Fabricio Mena Rodriguez (Turismo Tlaxcala), Michelle Fridman Hirsch (Turismo Jalisco), Vero González (directora del Buró de Congresos y Visitantes de Aguascalientes) y Saymi Pineda (Oaxaca).
Estos primeros días en la FITUR 2025 nos va dejando una lección clara: quienes vinieron a trabajar han puesto a sus estados y al país en el radar internacional; quienes no, simplemente están dejando pasar una oportunidad invaluable. El futuro del turismo mexicano depende de nuestra capacidad para actuar con responsabilidad, estrategia y compromiso. Es momento de que todos los representantes entiendan que su papel no es solo estar, sino liderar y construir el futuro turístico que México merece.
Eso sí, no faltó el momento en que los inertes abandonaron su refugio tras las pantallas de sus teléfonos y el confort de sus sillas para correr a posar en la foto oficial. El anuncio de que México será el país socio de la FITUR 2026 parecía haberles devuelto, aunque sea brevemente, un propósito en esta feria. Lástima que ese mismo entusiasmo no se refleje en acciones concretas durante el evento.