Secuelas del COVID-19: Un impacto cognitivo y físico prolongado en la vida cotidiana

Fecha:

Tras la pandemia de COVID-19, muchas personas siguen lidiando con las secuelas de la enfermedad, y aunque para algunos los síntomas pueden haber desaparecido con el tiempo, otros enfrentan consecuencias persistentes que afectan su calidad de vida de manera significativa. Los problemas de concentración, memoria y capacidades respiratorias son algunas de las secuelas más comunes, y estos efectos se han convertido en un desafío constante para quienes los sufren.

Uno de los casos más ilustrativos es el de Nadine Carmona, una maestra que, tras enfermarse durante el regreso a las aulas, comenzó a experimentar efectos secundarios graves de la enfermedad. A pesar de haber sido diagnosticada con neumonía, sus empleadores le exigieron continuar trabajando desde casa, lo que hizo sin poder prever que la enfermedad tendría un impacto duradero en su salud.

La pérdida de la voz y la concentración: un viaje de 5 meses de sufrimiento

Durante los primeros meses, uno de los efectos más notorios fue la pérdida de la voz, lo que le impidió desempeñar su trabajo de manera habitual. Pero lo que parecía ser una consecuencia temporal se convirtió en un problema de mayor envergadura. “Yo no me concentro, me pierdo de las conversaciones, se me olvidan palabras”, compartió Nadine, quien a tres años del contagio sigue luchando con una capacidad cognitiva deteriorada.

A pesar de tener empleo, Nadine está en proceso de buscar la invalidez por incapacidad, ya que su trabajo, como maestra, requiere una capacidad mental que, lamentablemente, ya no tiene en su totalidad. La falta de concentración es progresiva, y las investigaciones médicas apuntan a que este tipo de daño cerebral post-Covid podría continuar empeorando con el tiempo.

El impacto cognitivo del Covid largo: un fenómeno global

Nadine no es la única que enfrenta dificultades de concentración como secuela del Covid-19. Según un artículo publicado en Neurology Clinical Practice por investigadores de NewYork-Presbyterian y Columbia University Irving Medical Center, el 30% de los pacientes que padecieron Covid-19 experimentaron síntomas persistentes, entre los que destacan la pérdida de memoria, confusión y dificultad para concentrarse, sin importar si los pacientes fueron hospitalizados o tuvieron síntomas leves.

El neurólogo Mitchell Elkind explicó que el sistema inmunológico, al ser activado para combatir la infección, puede liberar moléculas que, aunque son necesarias para el proceso de defensa, pueden terminar afectando el sistema nervioso. Estos efectos secundarios han llevado a muchos a enfrentar un diagnóstico incierto y a lidiar con problemas cognitivos que se alargan mucho después de haber superado la fase activa de la enfermedad.

LEER MÁS: Yucatán, epicentro de eventos deportivos internacionales

Pamela Molina: El precio de la memoria perdida

Otro testimonio importante es el de Pamela Molina, una gestora cultural que también sufrió un daño cognitivo tras contagiarse de COVID-19. Pamela experimentó una pérdida de memoria a corto plazo que le dificultaba recordar si había comido o incluso si había realizado alguna actividad diaria. “No sabía si ya había comido, si ya había desayunado. No podía retener nada en mi cabeza como para planear mi día”, relató. Este problema le impidió ser funcional y le generó una considerable ansiedad, que incluso derivó en ataques de pánico, afectando su vida personal y laboral.

Afortunadamente, Pamela pudo recuperarse parcialmente de la pérdida de memoria, aunque aún lidia con la ansiedad resultante del trauma. A pesar de los esfuerzos para superar estas secuelas, Pamela destacó que la situación le llevó a dejar de trabajar por un tiempo, lo que subraya cómo los efectos del Covid-19 pueden afectar incluso a las personas más activas en sus profesiones.

Karina Benítez: Secuelas respiratorias y confusión

En el caso de Karina Benítez, instructora de yoga, los efectos de la enfermedad fueron de naturaleza diferente. Aunque no recibió un diagnóstico formal, Karina atribuye dos secuelas principales a su contagio: una disminución en su capacidad respiratoria y episodios de confusión mental. Como instructora de yoga, la respiración es clave en su actividad profesional, por lo que notó una sensación constante de falta de aire y presión en el pecho, además de una notable fatiga.

En cuanto a la confusión mental, Karina explicó que sufría de olvidos de palabras simples y dificultades para concentrarse en sus instrucciones durante las clases. “Se me iba como el rollo, no tenía clara la instrucción, no estaba concentrada, pero sobre todo era una cuestión como de olvido”, relató. A pesar de que su situación mejoró con el tiempo, los efectos de la enfermedad dejaron secuelas que aún resienten su bienestar.

Únete a nuestro canal de WhatsApp

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Compartir post:

Lo más leído

Más contenido
Relacionado

Maní: Un viaje al corazón de Yucatán, entre historia, naturaleza y tradiciones

Maní, uno de los siete Pueblos Mágicos de Yucatán,...

El turismo de reuniones detona la economía yucateca con 800 millones

Yucatán experimenta un auge en el turismo de reuniones,...

Joaquín Díaz Mena encabeza la Clase Masiva de Boxeo en Yucatán

El gobernador Joaquín Díaz Mena, encabezó este domingo la...

Cat Power llega a Izamal: Concierto gratuito que une cultura y turismo en Yucatán

El Pueblo Mágico de Izamal se prepara para vivir una noche...